Me
miro en el espejo y frunzo el ceño, frustrada. Qué asco de pelo. No hay manera
con
él. Y maldita sea Katherine Kavanagh, que se ha puesto enferma y me ha
metido
en este lío. Tendría que estar estudiando para los exámenes finales, que son
la
semana que viene, pero aquí estoy, intentando hacer algo con mi pelo. No debo
meterme
en la cama con el pelo mojado. No debo meterme en la cama con el pelo
mojado.
Recito varias veces este mantra mientras intento una vez más controlarlo
con
el cepillo. Me desespero, pongo los ojos en blanco, después observo a la chica
pálida,
de pelo castaño y ojos azules exageradamente grandes que me mira, y me
rindo.
Mi única opción es recogerme este pelo rebelde en una coleta y confiar en
estar
medio presentable.
Kate
es mi compañera de piso, y ha tenido que pillar un resfriado precisamente
hoy.
Por eso no puede ir a la entrevista que había concertado para la revista de la
facultad
con un megaempresario del que yo nunca había oído hablar. Así que va a
tocarme
a mí. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo que terminar un
trabajo
y se suponía que a eso iba a dedicarme esta tarde, pero no. Lo que voy a
hacer
esta tarde es conducir más de doscientos kilómetros hasta el centro de Seattle
para
reunirme con el enigmático presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
Como
empresario excepcional y principal mecenas de nuestra universidad, su
tiempo
es extraordinariamente valioso —mucho más que el mío—, pero ha
concedido
una entrevista a Kate. Un bombazo, según ella. Malditas sean sus
actividades
extraacadémicas.
La
romántica, sensual, erótica y totalmente adictiva historia de la
apasionada relación entre una estudiante
universitaria y un joven
multimillonario.
Intimidada
por las peculiares prácticas eróticas y los oscuros secretos del
atractivo y atormentado empresario Christian
Grey, Anastasia Steele decide
romper con él y embarcarse en una nueva
carrera profesional en una
editorial
de Seattle.
Pero
el deseo por Christian todavía domina cada uno de sus pensamientos,
y cuando finalmente él le propone retomar su
aventura, Ana no puede
resistirse. Reanudan entonces su tórrida y
sensual relación, pero mientras
Christian
lucha contra sus propios demonios del pasado, Ana debe enfrentarse a la ira y
la envidia de las mujeres que la precedieron, y tomar
la decisión más importante de su vida.
La
romántica, sensual, erótica y totalmente adictiva historia de la
apasionada relación entre una estudiante
universitaria y un joven
multimillonario.
Cuando
la inexperta estudiante Anastasia Steele conoció al joven, seductor y
exitoso empresario Christian Grey, nació entre
ellos una sensual relación
que cambió sus vidas para siempre.Sin embargo,
desconcertada y llevada al
límite
por las peculiares prácticas eróticas de Christian, la joven lucha por
conseguir un mayor compromiso por parte de
Grey. Y Christian accede con
tal de no perderla.
Ahora,
Ana y Christian lo tienen todo: amor, pasión, intimidad, bienestar y
un mundo de infinitas posibilidades. Pero
cuando parece que la fuerza de su
relación
puede superar cualquier obstáculo, la fatalidad, el rencor y el
destino se conjuran para hacer realidad los
peores miedos de Ana.
Christian
necesita tenerlo todo bajo control. Su mundo es puro orden y
disciplina aunque, en el fondo, está vacío...
hasta el día en que Anastasia
Steele aterriza de bruces en su despacho,
hecha una maraña de largo pelo castaño y
esbeltas piernas.
Él
intenta olvidarla pero, muy al contrario, se ve inmerso en una tormenta
de emociones que no consigue controlar y a la
que no puede resistirse. A
diferencia de todas las mujeres que ha
conocido, la tímida e inexperta Ana
parece capaz de ver más allá del exitoso
empresario y la lujosa vida que le
rodea, y descubrir el corazón frío y lastimado
de Christian.
¿Logrará
su relación con Ana disipar las pesadillas que le acechan todas las noches? ¿O
serán sus oscuros impulsos sexuales, su obsesión por el control y el desprecio
hacia sí mismo los que alejarán a la joven y
destruirán la frágil esperanza que ella le
ofrece?
No, no, no... La oscuridad, no...
La oscuridad asfixiante, no... La
bolsa de plástico, no,
por favor... El pánico se
apodera de ella, le roba
el aire de los pulmones. No puedo respirar, no puedo respirar... El regusto metálico del miedo le
trepa por la
garganta. Tengo que
hacerlo. Es la única salida. Tranquila.
Calma.
Respira despacio. Poco
a poco. Como
dijo él. Todo acabará pronto.
Todo acabará y entonces podré ser libre. Libre. Libre.
Ahora. Ya. Corre, corre, corre. Sigue. Corre lo más rápido posible, sin volver la
vista atrás. El miedo la impulsa hacia delante al tiempo que, en su desesperado
intento de huir, esquiva a algunos compradores rezagados, haciendo
sus compras a última hora de la noche. La suerte
la acompaña: las puertas automáticas están abiertas. Pasa
volando por debajo de los
estridentes adornos navideños y atraviesa la entrada
del aparcamiento. Sigue
corriendo, sin parar. Corre
sorteando los coches
aparcados y se adentra en
el bosque. Corre con todas sus fuerzas,
despavorida, enfilando un
pequeño sendero de
tierra, a través de las zarzas, mientras las ramas
le azotan la
cara. Corre hasta
que le
arden los pulmones. Corre, corre, corre... No pares.
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